“REPENSAR LA OCUPACIÓN DEL ESPACIO URBANO FESTIVO”
VALLE DE COLCHAGUA – CHILE
En la actualidad el Valle de Colchagua es la zona líder en la producción de vinos finos en Chile, lo cual le ha permitido convertirse en un importante destino turístico y de negocios. Al mismo tiempo la zona es famosa por sus fuertes tradiciones locales ligadas a la cultura huasa, agricola y y religiosa. El taller buscar enhebrar estos dos mundos, desarrollando proyectos urbanos que interactuen entre las actividades tradicionales de la zona y la ruta del vino.
El taller busca desarollar una serie de proyectos ligados al urbanismo, la cultura y paisajismo que logren congeniar una actividad tradicional, autentica, propia del lugar, con lo producido por el turismo vitivinicola. (Sin llevar a cabo la distinción entre lo verdadero y lo falso)
Los alumnos deberan reinterpretar el territorio mediante una serie de dibujos que contengan datos duros y datos blandos como base para una nueva manera de pensar la ciudad y el paisaje.
Los mapas, tradicionalmente, ofrecen control y certidumbre y sirven como agentes para la estabilidad cultural y geopolítica. Por el contrario, los mapas que deberan elaborar los alumnos deben resistirse a esta convención, funcionando de una manera diferente, como instrumentos de agitación y especulación .
Los mapeos deben ser proyectivos, no reduccionistas: no son los puntos de conclusión, sino más bien los puntos de partida. Estos deben ser mapas de qué puede ser, no de qué es. Tal como dice Jean Baudrillard: “El territorio ya no precede al mapa, ahora lo supera... el mapa es quien precede al territorio”.
“En aquel Imperio, el arte de la cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos mapas desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos adictas al estudio de la cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y no sin impiedad lo entregaron a las inclemencias del sol y los inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y por mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las disciplinas geográficas” .
Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes, libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658. (J.L.Borges)
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